Después de un año de aislamiento obligatorio por la pandemia por el COVID-19 el sueño se vio afectado por:
Cambios en nuestras rutinas: se perdió el horario de las tareas presenciales y se prolongaron los horarios para quienes pudieron realizar home office, lo que generó un desorden en el sueño. Por ejemplo, hubo quienes se acostaban tarde, quienes dormían menos horas o durmieron durante el día para trabajar por la tarde y la noche con el agravante de tener mayor exposición a las pantallas. Estas variaciones terminaron afectando el ritmo cardíaco, el control que ejerce nuestro cerebro para dormir bien por la noche y estar despiertos para las actividades del día.
A esto se le sumó la preocupación que generó la pandemia, la incertidumbre vivida al no saber la verdadera dimensión de semejante situación, si nos podíamos enfermar o peor aún la posibilidad de perder la vida, lo cual generó ansiedad, depresión e insomnio.
Las personas mayores de 70 años, sufrieron un aislamiento estricto y perdieron sus motivaciones, ya que no pudieron realizar ningún tipo de las actividades sociales, entretenimientos o gimnasias que hacían fuera de su casa y esto no solo afectó el sueño, sino que tuvo impacto en la memoria generando mayores dificultades para continuar viviendo solos.
¿Por qué es importante tener un sueño saludable?
La frase de este año, "sueño saludable, futuro saludable”, destaca la importancia de que lograr mantener un buen sueño a lo largo de nuestra vida, contribuye a un futuro más saludable.
La función principal del sueño es reparar al organismo, consolidar la memoria, y dar lugar a ciertas acciones hormonales y metabólicas que son exclusivas del sueño y que nos permiten vivir en condiciones de buena salud.
Consejos, para un buen sueño en épocas de aislamiento: